Curiosidades Arquitectónicas
La luz interior es, o creo debería de ser, siempre difusa. Ésta será directa siempre y cuando el espacio interior permita difuminarla ¿o qué razón tenemos para justificar el ingreso de una luz directa, que pertenece al exterior, y no una difusa, distinta y que nos haga comprender una cualidad tan intrínseca del interior?
Es como la sombra de un árbol, que para la naturaleza de la metáfora es coherente debido a que ésta simboliza la protección, como la casa misma. La luz de esa sombra es difusa, por las hojas, ramas, y mil orificios que le permiten el paso ¿qué no, para cumplir con la imagen, la casa debería seguir la pauta?
El Errante
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agosto 3, 2020